El accidente que no debió ser.
Hemos quedado un poco consternados por el fallecimiento de un operario de mantenimiento de piscinas en Luna. 20 años de experiencia. Al parecer y según lo que se ha leído en la prensa, el camión que debía hacer la descarga, ha confundido la toma en la que se había de descargar el hipoclorito y lo ha descargado directamente en el depósito que contiene el ácido clorhídrico.
La inspección de trabajo, en su informe parece que ha constatado que los diámetros de las bocas de entrada eran de igual diámetro y los carteles que identificaban cual era la entrada del ácido y cual la del hipoclorito eran ilegibles. El resultado ha sido la muerte de un trabajador y varias personas heridas.
En las piscinas del Ayuntamiento de Zaragoza, hace años que el personal municipal que se dedica a construir las depuradoras ajustándolas a un estándard de calidad o que se dedica a reformar las que ha construido alguna contrata para que se pueda trabajar con ellas con un mínimo de calidad y seguridad, equipa a las depuradoras con tubos de distinto diámetro.
Es fácil entender que las instalaciones de ayuntamientos más pequeños puedan cumplir con medidas de protección como las del Ayuntamiento de Zaragoza. La reforma de Gran Vía en Zaragoza, ha sido un tremendo truño que inmediatamente después de ser recibida ha habido que modificar para que se pudiera usar. No sabemos si el proyecto era malo y quien debía revisarlo en el Ayuntamiento no lo hizo, si el proyecto era bueno y el control de la obra fue poco riguroso, o si no existe eso que llaman coordinación y cooperación y quien ejecuta la obra y quien la controla no se dignan a hablar con quien ha de hacerla funcionar una vez terminada la obra. El caso es que gastamos dinero en hacer las obras y después en modificarlas, y es difícil de comprender este desatino, despilfarro y falta de control en el gasto público y a la vez escuchar los discursos de los políticos alabando la gestión privada del mismo modo y con el mismo criterio que se vendía crecepelo hecho con pis de rata en el oeste americano. Si esto pasa en el Ayuntamiento de Zaragoza, cuando un ayuntamiento pequeño recibe una obra, le queda en esas condiciones para siempre. Que pena que el responsable de estos gastos perfectamente evitables no sea una persona con plaza de operaria u oficial para poder abrirle un expediente disciplinario, procedimiento este reservado únicamente para quien ocupa esas plazas más bajas en el escalafón, al menos en el Ayuntamiento de Zaragoza.
Retomando el hilo, gracias al trabajo del personal propio municipal del Servicio de Instalaciones Deportivas y lo que conocemos como “la brigada“, si un accidente como este ocurriese en el Ayuntamiento de Zaragoza, el inspector de trabajo podría constatar que los letreros a las bocas de entrada de los productos estaban como deben estar. E incluso que esa medida recomendable de tener un diámetro distinto de entrada se cumple perfectamente. Además el producto se suministra siempre con las instalaciones cerradas al público, conscientes de lo delicado de la maniobra y el peligro que entraña de un error.
El problema, en el caso de que esto hubiese ocurrido en este Ayuntamiento, hubiera sido que la empresa suministradora, por ahorrar en bombas y tubo, trae una única bomba con un único tubo y un enlace para adaptarlo tanto al tubo de cloro como al de ácido. Este hecho, se solventa en las instalaciones mediante la petición de los productos en diferentes días, ya que de traer los dos, se ha de enjuagar el equipo, tirar los residuos al alcantarillado si hay suerte y existe, y hacer pasar el otro producto altamente incompatible por la misma bomba y tubo que el anterior una vez que se juzga ya se ha enjuagado suficientemente el equipo.
Resumiendo, que el accidente ocurrido en Luna, se podría repetir en cualquier piscina municipal de Zaragoza, porque el control que se ejerce desde la administración sobre las empresas subcontratadas una vez comienza el desempeño del contrato, no suele ser el adecuado. Antes no era habitual, pero ahora, cada vez más, los contratos de los funcionarios son más precarios, el personal tiene menos experiencia y está menos dispuesto a mandar al camión para casa si viene con suministro de dos productos y un sólo equipo de descarga como siempre hace. Porque siempre llega un día que se encuentran solos un oficial y un transportista. El transportista quizá se ha tenido que dar de alta como autónomo, y desde la empresa se le equipa para realizar el suministro en diferentes condiciones de lo que pone en los papeles. Entonces, el funcionario con la instalación por abrir y el transportista con una descarga que hacer, se encuentran con una decisión que tomar. Devolver uno de los productos (con el rebote correspondiente del transportista) o descargar en las condiciones sobrevenidas y que incumplen la instrucción operativa. Además de la presión que supone el posible cierre si se aproxima el fin de semana y no puede volver otro día a traer el producto de nuevo. Entonces hay que improvisar cómo limpiar el material, dónde verter el residuo, etc. Toda la responsabilidad de la apertura de una instalación sobre una persona, que si la mala suerte juega sus cartas, puede ser recién contratada y sufrir una presión considerable entre hacer lo correcto o abrir a toda costa.
Sentimos mucho la muerte del compañero de Luna víctima en ese trágico accidente de trabajo que se podía haber evitado con una boca de diferente diámetro para cada producto y con unos letreros adecuados de modo que la conexión a la boca adecuada no dependiese de la memoria del operario de mantenimiento o de la del transportista que hace la descarga. Sabemos de su experiencia de años en el ayuntamiento. No sabemos cuanta tenía el transportista. Tampoco la formación impartida a cada uno de ellos. La experiencia no debería de ser el motivo por el que se evitan los accidentes.
Quienes hemos tenido que hacer descargas, sabemos que cuando el transportista conecta la descarga, el oficial observa el depósito, para vigilar que no haya pérdidas y todo vaya bien. Cada uno en un sitio diferente si la boca no está dentro del recinto técnico. Según como sea la instalación no se ven. Ya veremos lo que dice la investigación.
Otra forma de evitar accidentes es contratar el personal que hace falta, que tenga la formación necesaria, y que sus primeros días en solitario esté acompañado o acompañada por alguien con más experiencia. Además de controlar a las empresas privadas, pero eso si acaso será otro día….