Entre la sartén y las brasas
Creía que lo había visto todo. Diez años trabajando en la empresa privada y dos decenas en la administración. Todo tipo de Jefes y jefecillos. He conocido los que chuleaban perras, los que escatimaban en las condiciones de trabajo, los que amenazaban con despidos. Incluso los que amenazaban con despedir a mis compañeros y compañeras si se me ocurría hacer según que peticiones. He sufrido mobbing por parte de un corrupto en la administración. He visto como se robaba…
Todas estas situaciones tenían una solución. La denuncia en el juzgado. O en inspección de trabajo. En algunos casos, el solo hecho de mentar a la inspección de trabajo hacía que las cosas se mejorasen. Jefes en la privada con comportamientos autoritarios o despóticos. Mala gente.
En la administración, de laborales, amenazas de no renovaciones, despidos de compañeros… comportamientos fascistoides que acabaron con mobbing…
En estos últimos años he visto lo que ya creía que no vería. El uso de la política contra el personal municipal como ocurre en las empresas con dueños reñidos. Las peleas entre ellos acaban afectando al personal. El PP, denunciando el pacto-convenio, incluso en articulado que ellos mismos aprobaron estando en la oposición.
Ojala mi capacidad de sorpresa hubiese terminado ahí. El día en que se impidió la entrada al personal municipal a la casa consistorial, quedé estupefacto. Un error dijeron. Lo dejamos ahí.
En fechas recientes, Cubero ha cuestionado el hecho de que se usen las asambleas autorizadas para protestar en vez de convocar una huelga. Esto habla de forma muy negativa del personal afectado y de su capacidad de lucha. No le falta razón en este aspecto. Cuestiona no obstante, la actitud de los sindicatos… Pero quien es él, que jamás se ha preocupado por las ofertas de empleo, y que no ha acudido a ninguna negociación para cuestionar a los sindicatos?. Se ha preocupado alguna vez por el personal municipal?…
Pero quizá lo más nauseabundo que una persona que dirige personal he visto que haga es pasar de la plantilla como Cubero lo hace. Según informan los compañeros de prevención, existen requerimientos en inspección de trabajo que obligan a cumplir con la ley de prevención en algunos aspectos. Que han solicitado reuniones de los órganos consultivos y que éstas son ignoradas. Reuniones que se han pedido por toda la representación sindical…
Los peores empresarios que he visto a lo largo de mi vida, reconducían su conducta. Únicamente por el hecho de que serían sancionados, eso sí. Cubero sabe que no va a ser sancionado por no cumplir con los requerimientos de los inspectores de trabajo. Solamente el hecho de creer que la salud de los trabajadores es algo a tener en cuenta lo obliga a respetar estos requerimientos. Y no lo hace. Exactamente igual que habrían hecho aquellos empresarios que sólo contemplaban la seguridad laboral por el miedo a la multa. Exactamente igual. Aún a pesar de ello carga contra los sindicatos…
Cuando Cubero deje el ayuntamiento, podrá ir a dirigir empresas textiles en el sureste asiático. Tampoco tendrá requerimientos de inspectores de trabajo que le digan cómo gestionar al personal. Mientras tanto, puede dedicarse a hablar de la remunicipalización que no puede darse por la aritmética del pleno. Igual que los curas hablan del cielo o el paraíso, sabiendo que no existe engañando deliberadamente a los creyentes, cubero habla de la remunicipalización.
He sufrido a la derecha autoritaria durante muchos años en algunas de las empresas privadas en las que he estado. Menosprecio hacia los trabajadores. Hoy sufro a la izquierda autoritaria. Más de lo mismo. Todo sigue igual.
Vassili Záitsev.
“Doce voces estaban gritando enfurecidas, y eran todas iguales. No existía duda de lo que sucediera a las caras de los cerdos. Los animales de afuera miraron del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo, y nuevamente del cerdo al hombre; pero ya era imposible discernir quien era quien… FIN,”
Rebelión en la Granja,
George Orwell.