¡Qué calor!… es duro ser concejal.
Pobres gentes estos concejales. Hemos ido al pleno a apoyar a nuestras compañeras temporales del Ayuntamiento afectadas por las ofertas de desempleo municipales y nos topamos con esto… un calorazo tremendo (más de 25 grados en pleno noviembre) y algunos ediles tirando de abanico… no entendemos como se puede ser tan cruel con una persona. Algún activista está boicoteando la calefacción a los concejales. La instrucción para el personal municipal es de situar la temperatura en 19 grados y la prohibición de colocar estufas. Tenemos ya consultas de compañeros y compañeras que están por debajo de esos 19 y sin embargo, vamos a tener que solicitar que se ponga el aire acondicionado en el pleno para que ningún concejal sufra un golpe de calor.
Y es que algunas personas tienen la cara de cemento. El caso es que ya corrió un rumor de alguien que percibía que cuando había comisiones o cosas de estas, la calefacción estaba más alta. La verdad es que no nos extrañaba, y por eso, aprovechando que bajábamos al pleno, nos hemos llevado el termómetro. El objeto de adquirir el termómetro, es el de garantizar que ningún trabajador esté por debajo de los 19 grados que marca la instrucción y por supuesto los 17 grados que marca el RD 486 para los lugares de trabajo y descanso. Lamentamos que esto provocará más trabajo para la Inspección de Trabajo, que es quien se encarga de gestionar la Prevención de Riesgos laborales en los Servicios Municipales, visto que el trabajo de nuestros técnicos se lo toman como el pito del sereno. El caso, es que lo que nunca sospechamos al comprar el termómetro, es que pudiese llegar a servir para recordar que las temperaturas máximas en los lugares de trabajo son los 27 grados, visto el calor que hacía en el Pleno.